Afortunados de ser recibidos por familia en un país que dejamos hace casi diez años. Juan y yo nos criamos en Venezuela pero nos mudamos a Francia para realizar nuestros estudios.. Otro punto en común, nuestras familias respectivas se fueron del país en el 2015. La de Juan para Colombia y la mía para Francia. Aquí estamos de regreso al país, sin nuestros padres, pero con algunos miembros de la familia de Juan. Es lo que nos permitió tener la sensación de volver a casa, igual si en el fondo “la casa de uno” es un concepto que nos resulta más complicado que eso. El tío de Juan que nos busca al aeropuerto, su familia que nos recibe con una cena con todo lo que nos gusta y nos hace falta de la gastronomía venezolana. Nos sentimos como en casa y es lo que necesitábamos para organizar nuestras ideas y emprender nuestro camino hacia lo que vinimos a hacer.

capítulo 11

La cultura del café de especialidad en un país productor

Este viaje, debíamos hacerlo. Era capital venir a asistir al segundo encuentro de café de especialidad venezolano planificado para julio. El entusiasmo generado por el primer evento y, sobre todo, la iniciativa de promover el café de especialidad en Venezuela, dejaba mucho que desear. Para nosotros, este evento representaba la oportunidad de aprender más sobre el contexto actual del sector. Mucho antes del café de especialidad, Venezuela era un país productor. Pero llegó el petróleo, que daba más. Entonces la producción de café cayó repentinamente. Las familias se reconvirtieron. Las fincas fueron abandonadas. El café quedó en el olvido.

No completamente, en Venezuela consumimos mucho café, a veces desde muy pequeños incluso. Es cultural. Sin embargo, aunque el país ubicado en la zona ecuatorial reúne todas las condiciones para figurar en el mapa de los países productores de café, no figura en lo absoluto y es invisible en el mercado internacional. Las iniciativas para resaltar el café mediante el evento en el cual vinimos a participar, demuestra que hay esperanza para los productores. ¡Aún mejor! Los métodos de producción bondadosos, es decir aquellos que respetan al humano y al ambiente, y enfocados en un producto de calidad “reconocida” han sido popularizados por el café de especialidad incluso en Venezuela. Ahora, sabíamos muy bien lo que teníamos que hacer en estos tres meses por venir. Aprender lo más que podamos, ir a la raíz de todo esto. Ponerse las botas. Medirse el sombrero y salir a descubrir esos productores que apuestan en el auge del sector cafetalero.

Un amigo de hace tiempo con quien guardé contacto por Instagram me recomendó hace más de un año visitar una finca cerca de Tovar, en el estado Mérida. Lo cual hice con Juan, y es para nosotros todavía, una experiencia inolvidable que constituye una fuente de inspiración inmensa para nuestro proyecto. No había tenido la ocasión todavía de presentarle Aarom a Juan, tal vez hacía falta esperar diez años para que se pudiese dar lugar a este encuentro. Logramos vernos finalmente en Caracas, donde vive actualmente. Y aunque temía el pasar de los años, este encuentro sucedió de manera sumamente natural. Aarom es originario de Boconó, región cafetalera donde lo conocí. Él quería presentarme a toda costa a su amigo de infancia Joël Perez, de familia caficultora y ahora a la cabeza de su propia torrefactora y cafetería “Cospe café”. Lugar prominente del café de especialidad en la capital, en el cual se busca enaltecer el café de su región. Joel está detrás de la obtención de la indicación geográfica protegida “café de Boconó” y trabaja de la mano con numerosos productores para que puedan producir café en las mejores condiciones. Mutualizando recursos, conocimientos, y a su vez buscando alcanzar la mejor calidad de café posible.

Durante este intercambio, Juan y yo estábamos completamente sumergidos en una experiencia que sólo un país productor podía ofrecernos. Estábamos en contacto con el origen, con las tierras que albergan el tan preciado producto, mientras degustábamos en la barra nuestro café.

Joel representa la nueva generación de productores de café en Venezuela. Su conexión con el mundo exterior, su conocimiento sobre las tendencias del consumidor, junto con las enseñanzas de su familia, le permiten reanudar lazos con el medio dondé creció. Pensando en grande, consigue llevar el café de su región al escenario del café de la capital y, quien sabe, al del café internacional con la obtención de esta IGP. Para nosotros, una voluntad se cumple en ese momento. El productor, primer eslabón de la cadena, y el tostador, son encarnados por la misma persona. El circuito corto no es un concepto muy generalizado y mucho menos vehiculado en Venezuela, pero ahí estamos más o menos. Aarom nos abrió esta ventana hacia la realidad de Venezuela poco tiempo después de nuestra llegada, y es lo que nos hacía falta para poder creer en nuestro camino. Y queríamos saber más. Nuestra lista de tareas por hacer se llenó rápidamente de personas con quienes queríamos entrar en contacto para poder renovar esa experiencia vivida con Aarom y Joel.

Volver a ver a Adnoldo y conocer a su primo, Edwin, ambos productores de café de especialidad en Tovar, en la finca que fuimos a visitar hace más de un año. Adnoldo había sido muy atento con nosotros durante los dos días que habíamos pasado en la finca. Pero sobre todo, fué quien nos abrió los ojos con los procesos de beneficio post-cosecha del café. Es lo que más los apasiona, experimentar con la fermentación del café para realzar los atributos inherentes del catuai amarillo que cultivan en la finca familiar. Como lo decía anteriormente, fué una experiencia memorable, esta finca permanecerá en nuestra memoria por siempre, siendo la primera finca que visitamos en Venezuela y Adnoldo quien nos recibió en el aeropuerto de El Vigía luego de seis años sin volver al país. Conocer a Edwin, que no había podido estar presente en el momento de nuestra llegada, permite completar el cuadro y darnos una nueva ocasión de visitar la finca!

La familia de Juan tiene una casa en Caracas sin habitar desde hace unos años. Con la llegada de su madre, que vino a reunirse con nosotros en Venezuela, nos dimos al proyecto de rehabilitar esta casa. Se trató de un proyecto ambicioso, incluso recuperar las llaves de la persona que las guardaba no fué tarea fácil. Pero abrir una casa que fué el escenario de reuniones familiares y momentos importantes en la evolución de cada miembro de la familia es un momento privilegiado. El jardín parecía una jungla y la casa encerraba un olor a guardado, fácil de imaginar por el tiempo que pasó inhabitada, pero tanto para Juan como para mí fué el inicio de una vida en común en Caracas. Con la libertad y la independencia que esto implica, nos permitiría consagrarnos plenamente a nuestro proyecto. Es un episodio seguramente recurrente en la vida de muchos venezolanos exiliados que regresan momentáneamente o definitivamente a su país. Un país que está mejor en comparación con los años más graves de crisis que ha atravesado. Es sobre esta ola de esperanza que queremos elaborar nuestro proyecto. Apostar por el café de Venezuela es la mejor manera de mantener esta ola. Trabajar por que Venezuela aparezca a nivel internacional por sus riquezas es la manera nuestra de devolver al país que nos dió tanto, que nos dió cobijo durante los años más formadores de nuestras vidas.

Además de la realidad de los productores y su actividad, otro sector despertará nuestro interés. Aquel de los baristas. Baristas en Venezuela hay muchos, un poco como en todos lados. Pero los baristas de café de especialidad allá tienen la particularidad de ser muy apasionados, entregados a su profesión y esmerados en las competencias. El campeonato de brewing fué entonces un evento que no nos podíamos perder. En Tolosa, había escuchado una entrevista publicada en directo por Instagram del organizador del evento, Fausto Russo. Retuvo mi atención por el mensaje que vehiculaba en ese momento, aquel de incentivar a los baristas a visitar las fincas y ver el trabajo que se hace en el campo. Ese consejo dirigido a los baristas venezolanos resonó en mí; con Juan es lo que contábamos hacer durante nuestra estadía! Me respondió inmediatamente e intercambiamos números, dispuestos a vernos. Nos dimos rendez-vous en una cafetería de los Palos Grandes que apreciamos mucho por su extensa propuesta de cafés de distintas regiones de Venezuela. Quiero1café propone un viaje dentro del país a través de una oferta variada de café preparada por baristas experimentados y comprometidos en dar a probar las mejores tazas a sus clientes. La entrevista fué eficiente y certera. Fausto fué de gran ayuda para nuestro programa de viaje y nos sugirió con mucha convicción asistir a la competencia de brewing. Buenos baristas iban a asistir al evento, y sería la ocasión para degustar muy buenos cafés preparados por los mejores. La invitación no podía sino gustarnos.

Sábado 13 de mayo - Lido Hotel - de día

Juan y yo llegamos el primer día del evento. Éste daría lugar a la clasificación de los baristas que se enfrentarían más adelante en la fase final por el gran premio. Muchas personas del medio asistirían al evento, estar presentes nos permitió estrechar lazos y hablar de nuestro proyecto. Hablar de nuestra voluntad de conocer el café de nuestro país, aprender más sobre la especificidad del sector y sobre todo, conocer a los productores. Esperábamos encontrar algunas respuestas y encontrar personas que podrían abrirnos puertas para visitar fincas, o al menos tener algunas direcciones… fué mucho más que eso lo que nos esperaba. En cada oportunidad, asistir a las presentaciones de los baristas es un momento muy conmovedor. Dejan toda su energía y todas sus emociones. Se crea un fuerte vínculo a través de la proximidad que tiene el barista con el café que prepara. Un único deseo después de cada presentación; probar el café! Cada café que teníamos la posibilidad de probar, era una pequeña gota de lo que queríamos descubrir. Estábamos en donde debíamos estar. Cuando fué el turno de Francesco Guerrieri, fué que tuvimos realmente la sensación de asistir a una competencia en Venezuela.

El guayoyo de Francesco. Algo tan sencillo pero a la vez tan grande.

Francesco toma aire, marca una pausa y pide que aprieten el botón del cronómetro. Da inicio a una pieza emblemática; La fuga con pajarillo de Aldemaro Romero interpretado por la Camerata Criolla. Sus ritmos evocan el folclor venezolano. El gran clásico interpretado con gran virtuosidad y majestuosidad será la música que acompañará la presentación de Francesco. Delante del jurado, el objeto más esparcido en los hogares de todo el país, que se usa para preparar el café en la mañana. La manga guayoyera. Una malla de tela delgada en forma cónica, un soporte que sirve de base suspenderla por el mango encima de una taza, en la cual será servido el café filtrado por dicha malla. El guayoyo. De tener que definirlo, sería un sustantivo común para designar al café negro, largo, bien caliente y el más popular entre los venezolanos. Es la manera más común y más sencilla de pedir café. Francesco salía de los métodos ortodoxos y generalizados por la cultura creciente de la 4th wave del café de especialidad para enaltecer la cultura popular del país en el cual nos encontrábamos. Nuestra emoción se encontraba en su punto máximo y nuestra atención completamente absorbida por su discurso. “Me llamo Francesco Guerrieri. Aunque vivo, estudio y trabajo en Valencia, soy originario de Turén, el primer granero de Venezuela”. He aquí su presentación. En lo que va del café que utilizó, nos enteramos al mismo tiempo que el jurado, que proviene de la finca Santa Fe Coffee Estate producido por Juan Carlos Mujíca, en el Estado Lara, a cuatro horas de Caracas. En ese preciso momento, no sabíamos que unas semanas más tarde llegaríamos a conocer esta finca. El lote que Francesco utiliza es un borbón rojo, natural. Con una fermentación de 112 horas en cereza, recién cosechadas y lavadas. Evoca la importancia de la herencia de los padres de Juan Carlos a nivel del trabajo en la producción de café y la importancia que toma el mismo en su vida al momento que fallecen sus padres. Íbamos a saber más en unos días, directamente de él… Pero las palabras de Francesco bastaron para conmovernos. El café crea nexos y hace hablar de sí. Nos hubiese gustado que la presentación se extendiera pero eso lo hubiese descalificado. Respetó el tiempo, diez minutos clavados, como consuelo no nos quedaría más que el café que no fué servido a los miembros del jurado. Sin sorpresa, el café estaba excelente.

Al segundo día, el café de Victor Montilla, cuarta generación de familia caficultora en Boconó, iba a permitir a los finalistas asegurarse un puesto entre los ganadores. Victor Montilla estaba presente en la competencia y asistía atentamente a las presentaciones de cada finalista, sin olvidar probar su propio café preparado con los métodos y habilidades de cada brewista. Victor Montilla también representa esta nueva generación de caficultores. Hace parte de quienes retoman la antorcha apagada de la familia por falta de esperanza en el sector. Aunque ya era proveedor de algunos torrefactores, este año se trata de la primera cosecha que lo hace sentir realmente orgulloso. Ahí también, Juan y yo estábamos a su vez impresionados, felices y conmovidos de ver al productor en primera fila. A la iniciativa de su proyecto, dándose a conocer y dejando mucho de qué hablar. La mayor ventaja de visitar un país productor, es la cercanía. Y ver que los productores también pueden estar lo más cerca posible. Grandes momentos de realización, viviremos varios a lo largo de nuestro viaje sin esperarlo ni buscarlo demasiado. De hecho, creo que esos son los momentos más inspiradores. Además del proyecto de contribuir a que Venezuela resurja en el mapa de productores, de dar a conocer el país a través de sus productos, también buscamos realzar el valor del productor a lo largo de la cadena. Acercar los dos extremos, demasiado separados. Que el productor pueda degustar un café tostado y preparado por un experto es uno de nuestros objetivos. Que el consumidor conozca la cara del productor, su nombre y la región en la que cultiva, también es uno de ellos. Uno de los valores que buscamos transmitir y que significa mucho para nosotros es saber de dónde provienen los alimentos que consumimos. Esto permite valorar el trabajo que hay detrás y va en la dirección de una remuneración justa para el productor. Aunque no suele ser así, dirigir la mirada del consumidor a esta realidad constituye un comienzo. Y las cosas van sucediendo paso a paso. Nos gustaría contribuir a la sensibilización, y nuestro deber durante esta estadía es abrir los ojos a la realidad en bruto de este país aún invisible, en cuanto a volúmenes de producción, capacidad de exportación y cultura de cafés especiales. Ser testigo del trabajo de Adnoldo, Edwin, Joel, Juan Carlos, Víctor, es ser testigo del compromiso que estos productores tienen con su país y con la cultura del café (con c mayúscula). Producir café es un trabajo arduo y producirlo en Venezuela es una hazaña digna de admiración. Porque todavía queda todo por construir. Pero sin duda es muy emocionante ser testigo de sus inicios.

Cada finalista hizo una hermosa presentación. Nuestro favorito, Francesco Guerrieri, se marcha con el tercer puesto. Su recompensa incluye una V60, aun no entiendo que va a poder hacer con ella, la manga guayoyera, eso es lo que lo hizo triunfar!


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